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la papisa
...silencio
fecundo, silencio que clama para que lo escuchemos, dialoga con nosotros, nos
cuenta de nuestros pedazos, de nuestros sueños, de nuestros deseos. Es en la
quietud de la noche, antes del amanecer del alma, cuando la luna nos habla de
sus redondeces, de sus curvas, de sus caras y sus oscuridades. Tanto por
descubrir en sus cambios tan predecibles que de a poco no podemos distinguir si
la luna esta allí en el cielo, o ya se hizo carne en nosotros... la sabiduría
eterna nos acompaña.
Sé que entre
todas las palabras, una
Hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
Con humildad. Es la palabra luna.
Ya no me atrevo a macular su pura
Aparición con una imagen vana;
La veo indescifrable y cotidiana
Y más allá de mi literatura.
Sé que la luna o la palabra luna
Es una letra que fue creada para
La compleja escritura de esa rara
Cosa que somos, numerosa y una.
Es uno de los símbolos que al hombre
Da el hado o el azar para que un día
De exaltación gloriosa o de agonía
Pueda escribir su verdadero nombre.
Hay para recordarla o figurarla.
El secreto, a mi ver, está en usarla
Con humildad. Es la palabra luna.
Ya no me atrevo a macular su pura
Aparición con una imagen vana;
La veo indescifrable y cotidiana
Y más allá de mi literatura.
Sé que la luna o la palabra luna
Es una letra que fue creada para
La compleja escritura de esa rara
Cosa que somos, numerosa y una.
Es uno de los símbolos que al hombre
Da el hado o el azar para que un día
De exaltación gloriosa o de agonía
Pueda escribir su verdadero nombre.
Jorge
Luis Borges
Me han dejado
sola…se ve que mi presencia los apabulla e intimida. No sé porqué. El Mago no
se atreve a mirarme, aún cuando se refugia en mí cuando tanta curiosidad y
viajes entre los dioses lo cansan. Y el Loco, qué les puedo decir…me divierto
con él, me da ternura, pero él se aburre conmigo. Tanto silencio, tanta
introspección no es para él. Sólo se me acerca para que le de algún que otro
abrazo y sigue caminando. Me gusta mimarlo, es tan espontáneo.
Me asocian a la
luna, a esa maravilla que nos rodea desde el cielo y rige las mareas, las
cosechas, los ánimos de los humanos, los encuentros furtivos, las meditaciones
masivas y más aún.
Pero mis orígenes
son lejanos, Isis entre los griegos; me llamaban la Gran Maga. Siempre he sido
respetada y el silencio se apodera de todos cuando aparezco. Soy de poco
hablar. Lo justo y necesario, por eso mis palabras hacen historia. Dentro mío
se gestan los inicios, descanso entre dos columnas, y un libro sobre mi regazo.
Simplemente lo tengo para que me acompañe, pero ya no lo necesito. “La indómita
luz se hizo carne en mi y lo dejé todo por esta soledad…” sí, de ellos
también he sido la musa inspiradora. De Charly García y de Luis Alberto
Spinetta, el flaco. Esta canción habla
de mi y de ellos en el momento de la creación.
La solemnidad me
acompaña y también el misterio. Como el lado oscuro de la luna. Me ven, pero
nunca saben a quién están mirando y qué están mirando.
Existe la creencia
que he sido un papa, la papisa Juana, engañando a todos debajo de mis
vestiduras. Hasta allí estuve, en el lugar más sagrado de los hombres. El
altar. He sido hombre y mujer al mismo tiempo, soy el número dos, el otro y yo;
el círculo infinito lleno de posibilidades, el ying y el yang; la acción me
precede y antecede, pero no sale de mí. Sólo la inspiración. Soy quien gesta
las ideas, los impulsos, los gritos silenciosos que escucha el creador, las
imágenes invisibles que se hacen realidad luego de ser visualizadas por mi.
El Mago, pareciendo
indiferente, mirando para el pasado, está atento a mis mensajes. Leonardo Da
Vinci, uno de los tantos magos que el mundo ha tenido el honor de recibir, me
ha dedicado una de sus obras.
Lo sé, genero
asombro y fascinación. Quieren conocerme por entero, pero es una misión
imposible, sin estar Tom Cruise en el medio.
No lo intenten, simplemente entréguense a sus
sensaciones, a sus intuiciones y mensajes internos. Como mis amigos y los
vuestros, no soy de este mundo, aunque pueden encontrarme en cualquier lugar.
He sido la Virgen
María, en las bodas de Canaa, cuando mi hijo Jesús y en ese momento el Mago,
convirtió el agua en vino a pedido mío. Cómo dejar a una pareja de recién
casados sin vino para celebrar la unión, el dos lleno de amor y esperanzas.
Poetas, cantores,
escritores han sido y son mis admiradores y seguidores. Pero a diferencia
de mi amiga La Emperatriz, quien está ávida por hacer su entrada triunfal, yo
busco el bajo perfil. Sólo quiero inspirar paz y amor.